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José María García Pérez

martes, 23 de noviembre de 2010

El flamenco, los castells y la sibila son declarados Patrimonio de la Humanidad

Dos "bailaores" de flamenco.
Poco tiene que ver Nairobi con Sevilla Cádiz o Málaga. Poca similitud tiene Kenia con Andalucía, pero en la lejana tierra africana se ha producido la mejor noticia posible para el flamenco. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha dado el sí esta vez al arte jondo y lo ha incluido en la lista de manifestaciones culturales que forman parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La UNESCO rechazó en 2005 que el flamenco obtuviera esta denominación. También han sido reconocidos los castells catalanes y los cantos de la Sibila mallorquines. 

Los artistas han recibido la declaración con gran felicidad pero también esperan de ella que sirva para “estimular y “promover” el flamenco. Eminencias en el mundo del flamenco, desde “bailoras” hasta “cantaores”, han expresado sus reacciones a la noticia. "Hemos abierto camino a los jóvenes y ahora les toca a ellos recoger la antorcha y salir corriendo. Ellos harán otros movimientos que seguro quedan por recorrer”, declaraba Juan Peña “El Lebrijano”. Cristina Hoyos también ha dado su opinión: "Ya era hora de que este reconocimiento se produjera porque es justo y lógico. Mientras más apoyos tenga el flamenco, más reconocido quedará mundialmente como es lógico y más se interesará la gente, lo que repercutirá en el trabajo de todos".

Momento de un castell.
La felicidad por la noticia de la capital Keniata también ha llegado a Cataluña y Mallorca. Los castells y la sibila también han sido declarados Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO. Los Castells son una manifestación festiva típica de Cataluña, de más de 200 años de antigüedad. Consiste en el levantamiento de torres humanas formadas por la superposición de diversos niveles (entre 6 y 10). Los castells son erigidos por grupos de hombres y mujeres de todas las edades, llamados collas. Los castellers lucen una vestimenta tradicional característica y cada colla se diferencia por el color de la camisa que visten sus miembros. El levantamiento de cada castell va acompañado de una música característica, interpretada con un instrumento de viento llamado gralla, que va marcando el ritmo del desarrollo de la construcción. Es habitual que el público asistente a esta clase de exhibiciones se incorpore voluntariamente a la base humana sobre la que se levantan los castells, formada por decenas de personas.

Una chica canta el rezo de la sibila.

El Canto de la Sibila se escenifica en todas las iglesias de Mallorca la noche del 24 de diciembre. Este canto se introdujo en toda Europa en la Edad Media y llegó a Mallorca con la conquista cristiana de 1.229. Lo que da valor a esta tradición milenaria es la conservación de sus valores originales. Si bien la escenificación y la música han sufrido ligeras evoluciones a lo largo del tiempo, mantiene en su esencia sus características originales de la época medieval. Otro hecho destacable es su arraigo entre la población, a pesar de las invasiones culturales y de tratarse de una isla que tiene un porcentaje de turismo muy alto.

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